Desde la antigüedad, las sociedades han creado mapas para representar fenómenos espaciales. Los primeros mapas fueron realizados por diversas culturas, incluyendo los babilonios, que diseñaban planos para gestionar recursos. A lo largo del tiempo, la cartografía se fue perfeccionando con avances tecnológicos y científicos, y se consolidó como disciplina en el siglo XIX, fundamental para delimitar territorios nacionales.
Las proyecciones cartográficas son técnicas usadas para representar la superficie de la Tierra sobre un plano. Existen diferentes tipos de proyecciones, como cilíndricas, cónicas y acimutales. La proyección cilíndrica más conocida, el planisferio de Mercator, es conforme, pero distorsiona áreas en polos. La proyección de Fuller, por otro lado, mantiene mejor las proporciones y puede mostrar el mundo sin distorsiones severas.
Para representar un mapa, se utilizan líneas imaginarias, formando una red geográfica. Los paralelos, que son círculos alrededor de la Tierra, disminuyen de tamaño hacia los polos, y el ecuador es el más extenso. Los meridianos son semicírculos que van de polo a polo, siendo el meridiano de Greenwich el de referencia, dividiendo la Tierra en hemisferios oriental y occidental. América se sitúa en su totalidad en el hemisferio occidental.
La geografía, la regionalización y los mapas son herramientas importantes para comprender el mundo, su diversidad y las interrelaciones entre sociedad y espacio.

El lenguaje cartográfico todos los mapas tienen un título que muestra la información que presentan y utilizan signos, etiquetas y colores como parte de su lenguaje. La rosa de los vientos señala los puntos cardinales, la escala gráfica indica la proporción entre las distancias en el mapa y en la realidad, y el cuadro de referencias incluye signos cartográficos para representar diversos elementos, como límites y cuerpos de agua.
Además, tienen diferentes escalas los mapas, como la numérica, que indica la reducción de las dimensiones reales; la gráfica, que usa segmentos para mostrar distancias; y la cromática, que en mapas físicos usa colores para representar altitudes y profundidades. 

Los mapas se clasifican según la información que contienen: mapas físicos (que muestran características del terreno), políticos (que indican fronteras y divisiones administrativas) y temáticos (que presentan fenómenos sociales, económicos y ambientales).
Los mapas temáticos pueden ser cualitativos, mostrando características de fenómenos sin especificar cantidades, o cuantitativos, expresando datos numéricos. La cartografía participativa es una forma reciente de elaborar mapas que involucra a la comunidad y refleja sus experiencias y necesidades, utilizando signos que tienen un significado particular para los actores involucrados.