El Profe  

LA FORMACIÓN Y EL CRECIMIENTO DEL SISTEMA URBANO.

“El sistema urbano argentino ha cambiado mucho con el tiempo, y hoy en día, se estima que el 90% de la población vive en áreas urbanas. Sin embargo, este dato es variado, ya que incluye tanto pequeños pueblos de menos de 2,000 habitantes como la Gran Buenos Aires, que tiene más de 12 millones de habitantes.

La mayoría de las principales ciudades argentinas fueron fundadas durante la colonización española en el siglo XVI. Las ciudades se establecieron a través de tres corrientes de colonización: la primera llegó directamente de España y fundó Buenos Aires, Asunción, Santa Fe y Corrientes; la segunda provenía del Alto Perú y fundó ciudades como Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba; y la tercera lluvia de colonos llegó desde Chile, fundando ciudades en la región de Cuyo, como Mendoza.
Las ciudades jugaron un papel esencial en la estrategia de la Corona española para colonizar América. Cada ciudad tenía control sobre un vasto territorio que luego se convirtió en varias provincias argentinas, muchas de las cuales aún llevan el nombre de esas ciudades. A principios del siglo XVIII, las regiones más importantes económicamente estaban en contacto con el Alto Perú, y Buenos Aires comenzó a crecer rápidamente gracias a su comercio. Con el tiempo, tras la Revolución de Mayo, varios territorios del antiguo virreinato se independizaron, y Buenos Aires se consolidó como un poder económico.
Durante el período agroexportador, después de la caída de Juan Manuel de Rosas, las provincias argentinas se unieron bajo un sistema federal en 1853, y Buenos Aires fue federalizada en 1880. Este período de 1880 a 1930 vio un crecimiento económico importante basado en la exportación de productos agrícolas. Para mantener orden y progreso, se requería un modelo de desarrollo económico, lo que llevó a la federalización de Buenos Aires y a un acuerdo entre los grupos dirigentes. Para proporcionar progreso, se necesitaban recursos, que se obtuvieron mediante la expansión agrícola y la inmigración europea, que trajo mano de obra. La educación pública ayudó a integrar a los inmigrantes en la sociedad y les dio un sentido de pertenencia.
La economía agroexportadora también cambió la organización territorial en Argentina. La población creció rápidamente, impulsada por la inmigración. Los censos nacionales de 1869, 1895 y 1914 mostraron que muchos inmigrantes se establecieron en las ciudades del Litoral, ya que no podían acceder a tierras agrícolas. A finales del período, la población urbana había aumentado considerablemente, especialmente en Buenos Aires y Rosario, mientras que otras ciudades crecieron menos.
Entre 1930 y 1976, después de un golpe militar, se intentaron restaurar políticas conservadoras y se vivió una inestabilidad política. La crisis económica mundial de 1929 afectó a Argentina, impactando su modelo agroexportador y provocando una intervención del Estado en el comercio exterior. Esto llevó a un proceso de industrialización, impulsado por la escasez de divisas y el aumento de precios de productos importados. Durante el gobierno de Perón, este proceso se centró en la producción interna, pero también enfrentó desafíos como la necesidad de insumos y el estancamiento tecnológico. El Estado respondió invirtiendo en infraestructura y servicios sociales, aunque este período estuvo marcado por un crecimiento económico que coexistía con inflación y tensiones sociales.​