El Profe  

La mayor parte de las tierras del planeta es propiedad de algún Estado. Los Estados nacionales actuales son denominados Estados modernos y presentan varios elementos básicos. Existen diversas clasificaciones de Estados según su organización territorial y su forma de gobernar.

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La mayoría de las tierras del mundo son propiedad de algún Estado. Los Estados modernos son unidades políticas que ejercen poder soberano sobre un territorio y tienen cuatro elementos esenciales: territorio, población, un gobierno organizado y un sistema legal. El Estado moderno, que se consolidó en Europa occidental desde el siglo XVI, se caracteriza por la unificación de territorios y la centralización del poder, y puede incluir diversas nacionalidades dentro de sus límites.
Los Estados se clasifican en unitarios y federales según la distribución del poder político. En los Estados unitarios, el poder está centralizado en un Gobierno nacional, como en Chile y Uruguay. En los Estados federales, como Brasil y Estados Unidos, existe un Gobierno central que coordina diversas administraciones con autonomía para establecer sus propias leyes.
Actualmente, hay 195 naciones reconocidas internacionalmente, siendo 193 miembros de la ONU. Estos países abarcan casi toda la superficie terrestre, excepto la Antártida. Algunos países con reconocimiento limitado, como Artsaj y Kosovo, tienen apoyo de al menos un miembro de la ONU, mientras que Somalilandia no es reconocido por ninguno, lo que los hace vulnerables.
La nación se define como un grupo de personas con un mismo linaje étnico y lazos históricos, culturales, o religiosos, que desean controlar un territorio considerado esencial para su identidad. A lo largo de los últimos dos siglos, muchas comunidades han logrado establecer Estados nacionales, como el pueblo croata, que se independizó de Yugoslavia en 1991. Varias naciones pueden coexistir dentro de un mismo Estado, lo que se reconoce en los Estados plurinacionales, como Bolivia, donde se valora la diversidad cultural.
La ciudadanía es el reconocimiento legal de pertenencia a un Estado, permitiendo derechos políticos como votar y postularse a cargos. Los ciudadanos deben seguir las normas de su país. La nacionalidad, en cambio, está relacionada con la historia personal, como el lugar de nacimiento. Por ejemplo, una persona nacida en Austria que vive en Nueva Zelanda sigue siendo austríaca. La nacionalidad es un derecho humano fundamental, y nadie puede ser obligado a renunciar a ella, mientras que la ciudadanía puede variar: algunos países prohíben múltiples ciudadanías, mientras que otros, como Argentina, las permite