El Profe  

Las  DESIGUALDADES SOCIALES EN LA ARGENTINA.

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 Desde mediados de la década de 1970, Argentina ha experimentado un aumento en la concentración económica y la desigualdad social, impulsado en gran parte por políticas neoliberales. Antes de este periodo, Argentina era uno de los países con mejores condiciones de vida gracias a la industrialización y un sistema educativo inclusivo. Sin embargo, después del último gobierno militar (1976-1983), se empezaron a perder derechos ciudadanos y a desarticularse la cohesión social. La apertura de la economía llevó a la caída de la pequeña y mediana industria, al aumento del desempleo, al incremento del endeudamiento externo y al aumento de los precios de alquileres, que dificultaron el acceso a la vivienda. La disminución del salario real afectó la calidad de vida y la educación, lo que culminó en una crisis social en 2001. A pesar del crecimiento económico posterior, muchos argentinos aún carecen de condiciones mínimas de bienestar.
La desigualdad social no tiene una definición unánime en Ciencias Sociales y presenta diferentes enfoques. Existen corrientes que la explican desde la perspectiva liberal, que considera que las desigualdades son naturales y producto de las diferencias individuales, y desde la crítica, que la ve como resultado del desarrollo histórico y del capitalismo. Para esta última, la desigualdad debe superarse mediante la abolición de la propiedad privada. Generalmente, se entiende que hay desigualdad social cuando una parte de la población carece de las mismas oportunidades que el resto, lo cual se relaciona con ingresos, acceso a la educación, vivienda y salud.
La desigualdad es un problema que debe analizarse desde diferentes dimensiones. Para evaluar las oportunidades disponibles en la sociedad, se consideran necesidades básicas como alimentación, salud y vivienda, así como necesidades sociales como educación y acceso a la cultura. Los indicadores que se utilizan para medir las condiciones de vida son herramientas numéricas que reflejan situaciones sociales complejas. Aunque ningún indicador es completo por sí solo, juntos proporcionan una imagen de las tendencias y características del país. Entre ellos se encuentran la distribución del ingreso, el coeficiente de Gini y el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
La distribución funcional del ingreso es crucial para entender la desigualdad en una sociedad. En el sistema capitalista, los dueños de los medios de producción y los trabajadores generan productos y servicios. Analizar cómo se distribuye este ingreso es fundamental para medir la igualdad. Históricamente en Argentina, desde la década de 1970 ha aumentado la desigualdad en esta distribución, con una caída notable en la participación salarial del ingreso total. En 2002, la devaluación de la moneda nacional llevó a una recuperación de la producción local, pero la desigualdad en salarios persiste. Aunque se han creado más empleos, la distribución del ingreso no ha vuelto a los niveles de equidad de décadas pasadas.
El coeficiente de Gini es un indicador usado para medir la desigualdad en la distribución del ingreso. Este coeficiente se calcula dividiendo la población en grupos según sus ingresos, y valores más cercanos a 1 indican una distribución muy desigual. En Argentina, la situación ha cambiado, con un aumento en la pobreza y un deterioro en la distribución del ingreso. Los valores del coeficiente de Gini varían entre regiones del país, mostrando desigualdades diferentes.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es otra herramienta importante desarrollada por la ONU que mide salud, educación y nivel de vida. Este indicador busca ofrecer una visión más completa del desarrollo social y económico de un país, tomando en cuenta aspectos que van más allá del crecimiento económico. El IDH combina indicadores como la esperanza de vida, los años de escolarización y el ingreso per cápita, lo que permite hacer comparaciones entre distintos países o regiones. Este índice ayuda a visualizar el desarrollo humano en un contexto más amplio, promoviendo una comprensión más profunda de la desigualdad y el bienestar en Argentina.