El Profe  

Grupos nativos han vivido en Argentina por muchísimos años. En el siglo dieciséis, gente de Europa llegó a la nación, iniciando una manera de organizar la tierra que duró bastantes años. Durante este lapso, las fronteras del país y de sus regiones cambiaron a causa de reglas de negocios, conflictos armados y acuerdos entre naciones, resultando en ganar y perder terrenos. Las peleas bajaron la cantidad de hombres, mientras que la venida de forasteros aumentó la mezcla y el número de habitantes.
Las tribus autóctonas arribaron hace unos 13,000 años, instalándose en el norte y llegando hasta Tierra del Fuego hace 11,000 años. Casi todos ellos eran gente que se movía siguiendo la comida, dedicándose a cazar y juntar frutos, si bien algunos grupos empezaron a cultivar y se quedaron fijos en un sitio. Los asentamientos con más gente se hallaban en el noroeste, usando métodos de cultivo modernos, como plantar en escalones.
Los ibéricos llegaron en el siglo XVI y pusieron orden al territorio en virreinatos bajo el mando de la realeza española. El primer virreinato, el de Perú, creado en 1544, cubría una gran porción del territorio argentino actual. Los centros urbanos fundados en esa etapa controlaban la zona, cobraban impuestos e impulsaban la vida social y comercial.
Durante la época de colonia, la extracción de metales fue la actividad económica principal, teniendo a Potosí como punto clave. Los metales se mandaban a Europa desde el puerto de Buenos Aires, lo que impulsó el intercambio comercial en ciudades como Salta y Córdoba. Cerca de Buenos Aires, se desarrolló la cría de ganado, utilizando trabajadores nativos y produciendo víveres y otros objetos necesarios.
En 1776, se formó el Virreinato del Río de la Plata para hacer más fuerte el dominio sobre el área. Esto hizo que el foco de los negocios se moviera a Buenos Aires, lo que favoreció el crecimiento de la ganadería y la aparición de fábricas propias. Este virreinato fue partido en intendencias y gobernaciones.